𝘚𝘰𝘳𝘦̈𝘯 𝘈𝘭𝘦𝘬𝘴𝘦𝘺𝘦𝘷 @umbralexeyev

› Su figura permaneció inmóvil junto a la ventana, una silueta recortada contra el cristal, como si la lluvia pudiera lavar el peso de lo que no se decía.

› Soren dio media vuelta hacia la puerta, incapaz de quedarse más tiempo en ese despacho que gritaba la ausencia de Damien. Antes de salir, se detuvo un segundo, la mano en el pomo, y murmuró sin girarse. ❛No sé qué más quieres de mí, Damira.❜ Ella no respondió. ›

› El gato Sombra soltó otro bufido, rompiendo el silencio. Se levantó de la silla, estirándose con lentitud deliberada, y saltó al suelo, desapareciendo en las sombras del pasillo. El sonido de sus pasos se desvaneció, dejando solo el tamborileo de la lluvia. ›

› consuelo, una mentira piadosa que llenara el vacío de su ausencia. Damira no respondió. No se giró. Pero sus hombros se tensaron ligeramente, y Soren supo que las palabras habían encontrado un blanco, aunque no estaba seguro de si eran un regalo o una herida. ›

› caía sin descanso. El silencio llenó el espacio, más pesado que antes. ❛Él no quería que lo olvidaras.❜ Comentó el, palabras saliendo antes de que pudiera detenerlas. No era cierto. Damien nunca había dicho eso. Pero necesitaba dejar algo, una chispa de ›

› y por un instante, Soren pensó que iba a insistir, que seguiría presionando hasta que él se quebrara. Pero en lugar de eso, ella enderezó los hombros y dio un paso atrás, rompiendo el contacto visual. Caminó lentamente hacia la ventana, volviendo a mirar la lluvia que ›

› saliera, no cuando sabía que hacerlo la pondría en peligro, que la arrastraría al mismo abismo que había consumido a Damien. ❛No hay culpa.❜ Mintió, aunque su voz tembló ligeramente. ❛Solo hay hechos. Damien está muerto. Eso es todo.❜ Damira lo miró fijamente, ›

› aquí, con la culpa comiéndote por dentro.❜ Soren dio un paso atrás, como si esas palabras lo hubieran golpeado físicamente. La culpa. Ella lo había visto, lo había nombrado, y ahora no había forma de escapar. Pero aún no podía ceder. No podía dejar que la verdad ›

›escritorio, tan cerca que Soren pudo ver las líneas finas de sus dedos, la calma estudiada en cada movimiento. ❛Quiero la verdad.❜ Dijo, y su voz era un murmullo que resonaba en las paredes. ❛ Quiero saber qué pasó. Quiero saber por qué Damien está muerto y tú estás ›

› ❛¿Qué quieres que te diga?❜ Replicó, con un filo de frustración y cansancio en la voz. ❛¿Que lo vi todo? ¿Que estuve allí y no pude hacer nada? ¿Eso es lo que quieres escuchar?❜ Ella no respondió de inmediato. Se inclinó un poco más, apoyando una mano en el ›

› más de dos segundos. Estuviste allí, o cerca. Y no me estás contando todo.❜ El corazón de Soren se aceleró, pero se obligó a mantener el rostro imperturbable. Un ángel caído no tiembla. Un verdugo no muestra grietas. Pero frente a ella, el peso era insoportable. ›

› fuera un rompecabezas a punto de resolver. ❛Mientes.❜ Dijo, sin alzar la voz, sin necesidad de hacerlo. La palabra cayó como un martillo, precisa, definitiva. ❛Lo llevas escrito en la cara, Soren. En los hombros, en las manos, en la forma en que no puedes mirarme ›

› Ella dio un paso más cerca, y el espacio entre ellos se redujo a casi nada. Soren pudo sentir el calor de su presencia, el peso de su mirada, el aroma sutil de su perfume mezclado con la lluvia y el polvo del despacho. Damira inclinó la cabeza, estudiándolo como si ›

› alrededor del cuello. ❛No lo sé.❜ Respondió, aunque las palabras sonaron huecas, esta vez la mentira fue más frágil, más evidente. Cerró los ojos un instante, tratando de recomponerse. ❛ No estuve allí, Damira. Solo sé lo que me contaron.❜ ›

› sombras que había orquestado todo, de los hilos invisibles que habían atrapado a Damien como a una presa. No podía confesar que él mismo había estado a solo unos pasos, que había oído el último grito, que había sentido el peso de su propia impotencia como una cadena ›

› como un incendio a punto de estallar. ❛ Si dices que no lo viste, dime, Soren, ¿quién lo hizo? ¿Quién estaba allí? ❜ Soren tragó saliva, sintiendo que el suelo bajo sus pies se volvía inestable. No podía nombrar a Vealor. No podía hablar de la figura envuelta en ›

› la verdad. ❛No hay más que decir.❜ ❛Lo encontraron, y ahora está muerto. ❜ Ella ladeó la cabeza, un movimiento mínimo que sintió como un golpe. ❛¿Y esperas que me conforme con eso? ❜ Su tono era suave, pero cada sílaba estaba cargada de una furia contenida ›

› podría haber sido dolor si Damira alguna vez se permitiera mostrarlo. Soren sintió que el aire se volvía más denso. Dio un paso atrás, incapaz de sostener esa mirada mucho más. La habitación parecía cerrarse sobre él, las paredes inclinándose como si quisieran arrancarle ›

› Pero tampoco lo desmintió. En lugar de eso, dejó que el silencio se extendiera, pesado, opresivo, como si esperara que él se traicionara a sí mismo. ❛¿Qué más no me estás diciendo?❜ Preguntó, y esta vez su voz tenía un matiz nuevo, una mezcla de desafío y algo que ›

› ❛No.❜ Mintió, y la palabra salió firme, aunque por dentro se sentía desmoronarse. Damira levantó la vista. Sus ojos, dos abismos en calma, lo midieron con precisión quirúrgica. No creyó la respuesta, Soren lo supo en el instante en que sus miradas se cruzaron. ›